lunes, 1 de junio de 2009

Los golpes del alma duelen más que los físicos.

Recuerdo haber tenido una infancia "distinta" de las demás niñas de mi edad. Nunca viví en un hogar con padre y madre, en un vínculo donde reinara la paz y el amor absoluto. Sin embargo y a pesar de todo, considero haber sido afortunada de no ser abandonada en la calle, a expensas de individuos que fueran a hacerme un daño fisico o emocional mucho mayor.

Ahora en mi edad adulta, me doy cuenta de que esa etapa de mi vida sí me ha afectado enormemente.

Así como yo, muchas mujeres (o incluso hombres), tienen un miedo constante a ser abandonados y/o rechazados, de modo que generamos una tendencia muy fuerte a la dependencia emocional.

Eso a su vez nos afecta de sobremanera a la hora de querer construir o iniciar una relación afectiva, ya que no nos permite identificar una relación sana de una destructiva.

Nos enganchamos a relaciones dominantes o por el contrario, indiferentes, donde siempre nos sentiremos vacíos e insatisfechos y en la que el mismo miedo al abandono, nos hace soportar cualquier abuso físico o moral con tal de no perder al ser querido.



LA AUTOESTIMA CAMBIA TODO.

La verdadera felicidad no se encuentra en otra persona o en lo que nos pueda ofrecer, la felicidad absoluta y real la encontraremos en nosotros mismos en el momento en que nos demos cuenta de que necesitamos ayuda profesional.

Una mujer (u hombre) que busca seguridad, amor, confianza y credibilidad en otra persona, es porque ella misma carece de esas cualidades. Y nada tiene que ver su inteligencia mental puesto que ésto es una enfermedad emocional.

Tenemos que trabajar en nuestra felicidad y amor propios antes de esperar que alguien nos ame a nosotros. Amarnos a nosotros mismos implica tomar la responsabilidad y las riendas de nuestra propia vida. Hacernos cargo de nosotros mismos no sólo económica o físicamente, sino también emocional y afectivamente.